No soy fanática de los animales, me gusta verlos, apreciarlos y defenderlos, pero no para tener mascotas en casa, aunque alguna vez tuve una por seis meses (pero esa es otra historia). Sin embargo, hoy, me di cuenta del corazón tan grande que tengo y de como un animal pequeño (de menos de 50 cm) puede removerte las entrañas y me percaté que en verdad me gustaría adoptar uno, de hecho lo hice por unos segundos. La historia es la siguiente:
Camino a Sta Fe esta mañana vi como casi atropellan un pequeño cachorrito, no uno, sino dos coches que seguramente llevaban prisa y no les importaba pasarle por encima a quien se cruzara por su camino. Son de esas imágenes que no te gustaría guardar en tu mente. Así que para rescatarlo me detuve, paé el tráfico, lo levanté de la mitad de la calle y lo cargué (esto es extraordinario en mi porque odio las pulgas y la suciedad y esas cosas) y en esos segundos no supe si llevármelo a la oficina, adoptarlo o dejarlo en la banqueta sabiendo que probablemente volvería a estar en peligro. Pero, tuve la fortuna de que una niño llegara emocionado a querer acariciarlo y me dijo: "me lo regalas" y pues obviamente se lo di.
Me sentí bien pero de pronto me surgió la duda de si el niño lo cuidaría y esas cosas, en fin decidí no cuestionarme y seguir mi camino, por lo menos me consuela que sigue vivo.
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2 comentarios:
Las decisiones que tomamos ante los seres más débiles que nosotros es lo que nos define como personas. Hacer el bien sin obtener más beneficio que la felicidad y el bienestar de alguien más habla muy bien de ti amor. Se que eres la mejor de las personas, y tu corazón es muy muy bueno. Te amo!!!
Que nobleza tan grande hay en tu corazon de pollo!!! Excelente accion sobre todo considerando q arriesgaste tu integridad para salvarlo. Besitos
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